Juicio por amor

JUICIO POR AMOR

Sí, lo ruego por favor

aunque lo haga ya sin ganas.

Nunca lo decidí yo,

no merezco esas miradas.

Y es que aunque ahora comparezco

delante de un tribunal

porque es un crimen amar,

sin culpa me considero.

No me hagáis sentir culpable

que bastante tengo ya.

Siempre amé la libertad

pero sigo encadenándome.

No puede corresponderme

y aunque cueste de entender

sigo, insisto en pretender

enfrentarme con la suerte.

Entonces, ¿es ser tozudo

quizás tonto, intransigente?

Siempre asumo que a lo sumo

podré ser indiferente,

siempre acabo igual, iluso,

pobre muestra de incesante

roto caminar convulso

dirección ninguna parte.

Pero es lo mismo otra vez,

sentirme siempre culpable,

culpable de amar, lo sé,

nunca fui rehabilitable.

Y añaden la alevosía

entre mi lista de cargos.

Miren a este desalmado

que amaría cada día.

Y si amé, no suficiente,

y si odié, ya es demasiado.

¿Y si fui? Impertinente.

No sé estar enamorado.

Y si bien no merecerla,

si que sé que sé quererla.

Y seguiré aunque me encierren

hasta que olvide su cara.

Y cuando ya no la vea

me arrugaré allí en mi celda

hasta que el tiempo me espere,

hasta que deje de amarla,

hasta que ya ni las letras

obvien que quiero tenerla.

Y cuando ya nada quede

pues habré amado a la nada.

Y cuando empiece a quererla

la nada será perfecta.

Pero perfecta era ella

y entonces daré la vuelta

hasta encontrar en mi mente

de nuevo a aquella que amaba.

Y así amaré para siempre

porque de amar no se acaba.

(junio de 2013)